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Entrevista a Eduardo Ranz, autor de «No matarás. Memoria Civil»

Bienvenido, Eduardo, y gracias por atendernos para hablar de la publicación de tu libro No matarás. Memoria Civil. Un ensayo que analiza de manera pormenorizada todo el proceso que ha tenido lugar en España, gracias a la Ley de Memoria Histórica, para el reconocimiento de las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo, entre otras cosas.

¿Qué te impulsó a escribir un libro como este? ¿Es necesario escribir para no olvidar?

El libro es el resumen de los principales procesos legales en memoria, combinando lo jurídico con lo político, con lo social, todo ello en fechas estratégicas, y con el rigor que un trabajo así requiere, pero sin ser un sumario o un trabajo estrictamente académico. La experiencia de estos años demuestra que el esfuerzo de pocos, puede ser la reparación de muchos, y que las garantías de no repetición, acreditan que la memoria histórica, memoria civil, son algo de futuro, por ello, la generación que se encuentra en la universidad tiene una inmensa responsabilidad, porque hay cosas que no pueden volver a ocurrir.

 

A lo largo del proceso de escritura y de estudio sobre el tema, ¿con qué trabas te has encontrado?

Desde el ámbito jurídico infinitas, especialmente en jueces y fiscales, pero la colaboración de las fuerzas políticas, alguna en el gobierno de España, tampoco ha sido un camino mejor. El 98 % de la memoria, son noticias en negativo, ahora bien, ese 2 lo mueve todo.

 

Como abogado experto en memoria histórica, ¿qué les dirías a todos aquellos que afirman que no hay que remover el pasado? ¿Por qué se ha tardado tanto tiempo en recuperar esta parte de la Historia de España?

Les invitaría a ir a una fosa, escuchar a las familias, vivir el silencio que se forma cuando aparecen los primeros huesos, y acudir a un entierro con dignidad posterior, y después les volvería a preguntar.

 

De hecho, como abogado, has logrado muchos avances con respecto a esta Ley. Por ejemplo, conseguiste las exhumaciones de los republicanos enterrados en el Valle de los Caídos o las reclamaciones llevadas a cabo por diferentes placas, símbolos, calles que todavía rememoraban el franquismo. ¿Qué se siente al haber conseguido tales avances para las víctimas?

Es una sensación agridulce, por un lado es un gran honor para un abogado de toga roja como yo haber obtenido la única sentencia que cuestiona el franquismo, pero, por otro lado, es inhumano no haber visto aún materializada esa exhumación, cuatro años después, dos años de Partido Popular y otros dos de Partido Socialista. De lo que hablamos es de recuperar a nuestros olvidados, y por desgracia no se puede afirmar que sea cierto.

 

Entendemos que este no ha debido de ser un camino fácil. Ni como abogado especializado en este campo, ni como escritor que ha publicado un libro que no gustará a muchos. ¿Ha llegado a recibir amenazas por su labor?

Sí, ha habido momentos muy difíciles en los que era constante recurrir a la policía, y debo agradecer la colaboración que siempre han prestado. El momento más difícil fue en el cementerio donde está enterrada mi madre, en ese momento Macarena embarazada de casi siete meses, una serie de comentarios completamente innecesarios, esa vez sentí por primera vez lo que significa el miedo a perder, frente a quienes no tienen nada que perder.

 

El prólogo de su libro está firmado por el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Qué ha supuesto para ti esta colaboración?

Todo fueron facilidades por parte de su gabinete. Opino que hacen falta más personas como el presidente Zapatero, gracias a su compromiso con las víctimas del franquismo, por primera vez en el siglo XX, la sociedad vio aprobada una ley tan humanitaria como es la Ley de Memoria Histórica y, con ello, la sociedad dejó de tragarse sus gritos, para poder llorar en paz.

 

Usted, de hecho, como tantos españoles, tiene familiares perdidos durante la Guerra Civil, como es el caso de su bisabuelo Andrés Ranz Iglesias. ¿Cómo fue el transcurso de la investigación para averiguar su paradero?

Normalmente es una experiencia traumática familiar, la que lleva a colaborar con la memoria. En mi caso, comencé a colaborar, por compañerismo, a raíz de un artículo que leí en El País, de Natalia Junquera, y después conocí, gracias al investigador José Ignacio Casado, una historia de ocho hermanos, en la que mi bisabuelo, guardia civil, junto a cuatro hermanos más fueron ejecutados y un quinto logró huir a México. También ejecutaron a primos de 14 años de edad. Era tal la historia y el destino, que sentí la necesidad de conocer lo sucedido, de acceder a la verdad, de realizar ese viaje en el túnel del tiempo que nos lleva hasta sus almas. La bala en la cabeza entra limpia, y al salir rompe el cráneo, ese tiro de gracia cuenta una historia, una historia que está deseando ser contada.

 

Haces un alto también en tu libro para hablar de la represión que sufrieron las mujeres durante el franquismo. En tu libro leemos: «Ellas sacaron adelante a sus fa­milias y superaron la peor etapa de la historia española: las heroínas, sin duda, fueron ellas, porque sobrevivieron». ¿Por qué la Historia las ha olvidado durante tanto tiempo? ¿Existen mecanismos de investigación para dar nombre a todas aquellas mujeres que marcaron la Historia y otorgarles un reconocimiento?

Ellas fueron las verdaderas heroínas, porque sobrevivieron. Sus maridos fueros ejecutados, ellas fueron convertidas en despojos sociales, reduciéndolas a una situación de minoría de edad, y lograron salir adelante, en el mejor de los casos eran detenidas, en el peor, daban a luz durante su cautiverio y en algunos casos se veían desposeídas de sus bebés por sus apropiadores. Esas mujeres lograron que sus hijos pudieran comer, estudiar y contar su historia. Esas mujeres estuvieron en el 36, en la posguerra, y en la actualidad están. Hoy son mujeres modernas que sacan adelante a sus familias, a sus bebés, y todo sin descuidar lo más mínimo sus obligaciones profesionales, son mujeres fuertes, como lo es Macarena Orosa, muy presente en el libro.

 

España es un país diverso, pero también es un país dividido, sobre todo desde que tuvo lugar este periodo histórico bélico. ¿Crees que España podrá reconciliarse algún día?

Creo que la reconciliación, al igual que la reisgnificación, no son posibles. Un bando ejecutó, obligó al exilio, en definitiva suprimió la identidad española sobre quienes fueron leales a la legalidad democrática republicana, y el otro recibió funerales de estado, propiedades, reconocimiento e incluso intentos de beatificación como si fueran los primeros cristianos. Aunque nadie puede volver a la situación anterior, creo básicos dos grandes gestos: el primero, un gran reconocimiento histórico a todas esas mujeres que salieron adelante consiguiendo normalizar a sus familias; y un gran acto del presidente del gobierno en el Valle de los Caídos, reconociendo a las víctimas del franquismo su identidad olvidada, y con ello sería la primera vez que se realiza el primer capítulo del Valle desde la democracia, todos los que conocemos son de la dictadura.

 

Ha habido muchos cambios gracias a la Ley de Memoria Histórica como, por ejemplo, la sustitución de estatuas y nombres de militares franquistas por otros, o la exhumación de Franco en el Valle de los Caídos. ¿Cuánto crees que queda para que los familiares de las víctimas obtengan justicia? ¿Por qué crees que España es un país en el que todavía se sigue defendiendo una dictadura que duró treinta y seis años? ¿Esto ocurre en otros países?

Tenemos ejemplos como en Alemania donde una víctima del nazismo, un judío, no veo por la calle una esvástica, o el discurso de Merkel del año 2009, en el que dijo: «Me inclino ante todas las víctimas»; en Italia la canción de Bella Ciao; o el Estadio Nacional de Santiago de Chile, y su cartel «Un pueblo sin memoria, es un pueblo sin futuro». El problema es quizás el tiempo que tardamos en comprender nuestro deber con los Derechos Humanos, y tiempo es lo que no tenemos.

 

El cine y la literatura también han puesto su granito de arena para denunciar las atrocidades cometidas durante la Guerra Civil y el franquismo. ¿Hay alguna película o algún libro que te hayan gustado especialmente y que nos recomiendes?

Los libros: El Valle de los Caídos y Lo bueno de España, del desaparecido José María Calleja; canción De purísima y oro, de Sabina; y películas; La lengua de las mariposas, de José Luis Cuerda y Pájaros de Papel, de Emilio Aragón.

 

A pesar de todos los reconocimientos que se han conseguido, El Valle de los Caídos sigue siendo un monumento que homenajea el franquismo. ¿Crees que esta Ley podría redefinir este lugar? ¿Consideras que la propuesta para incluir la prohibición de la apología del franquismo en el Código Penal podrá llevarse a cabo, finalmente? Con respecto a esto, surgen otras preguntas tales como ¿hasta dónde llega la liberad de expresión?

Creo que es imposible resignificar el Valle, y quien acuda allí con las víctimas, sabe que es imposible su resignificación, ahora bien, sí es fundamental explicar bien lo que fue, cumplir con la sentencia que autoriza u ordena a exhumar  a las víctimas republicanas y a tantas otras que sea posible, y desplazar el cuerpo de José Antonio de un lugar preminente, Primo de Rivera no tuvo hijos, por tanto bastaría una decisión de consejo de ministro para todo ello.

En cuanto a la libertad de expresión hemos vivido cómo un diputado de VOX llamaba asesinas a las trece rosas, y cómo la Asociación 13 Rosas de Asturias acudía a un juzgado para obligar a este a disculparse y ser condenado estando presente en trabajos a pie de fosa. Es inhumano que el siglo XXI según qué valoraciones, que nacen del odio, puedan quedar impunes.

 

Antes de despedirnos, nos gustaría dejarte un espacio para que le comentes lo que quieras a los lectores y que nosotros no hayamos tratado en la entrevista.

No me cansaré de repetir que las verdaderas heroínas fueron ellas, que la memoria civil no es un reproche contra nadie, sino una búsqueda por el derecho familiar a saber y a enterrar con dignidad, y si la transición fue posible, recuperar a nuestros olvidados también. Como decía José María Calleja: «La dignidad dos pasos por encima del miedo».

 

Muchas gracias por contestar a nuestras preguntas, Eduardo. Esperamos volver a saber de ti pronto.


  • Nombre: Eduardo Ranz
  • Género: no ficción
  • Biografía: Eduardo Ranz Alonso, cursó los estudios de Máster Universitario en Derecho de la Empresa. Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia de Comillas (ICADE) Madrid, Licenciado en Derecho y Diploma en Empresariales (E-1). Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia de Comillas (ICADE). Madrid. Doctor bajo el programa de Investigación en medios de comunicación, alcanzando la calificación de Sobresaliente, Mención Cum Laude, por la Universidad Carlos III de Madrid. Abogado, que logró la primera sentencia en la historia que autoriza la exhumación en el interior del Valle de los Caídos, así como más de 500 procesos sobre retirada de simbología de exaltación franquista. Entre 2011 – 2015 Vocal Vecino, de la Junta Municipal de Distrito Retiro. De 2017 a 2018 asesor de la Ministra de Justicia. Desde 2013, director y propietario del despacho ERA ABOGADOS, especializado en derecho laboral, civil y penal, y profesor asociado de la Universidad Carlos III de Madrid, en la facultad de ciencias políticas, y miembro del Turno de Oficio del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, en Laboral, Penal y Violencia de Género. En la actualidad, es abogado en ejercicio.
  • Redes sociales: Twitter, Facebook y web del autor
  • Obra: No matarás. Memoria civil

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