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Entrevista a Daniel Polunin, autor de «La vagina mecánica de Dios»

Buenos días, Daniel. Acabas de publicar tu primer libro La vagina mecánica de Dios (Editorial Tregolam), el cual es una agrupación rompedora en donde se ubican relatos, piezas teatrales y poesía. Una literatura innovadora llena de textos estéticos y bien cuidados.
En La vagina mecánica de Dios cuidas cada uno de los textos tanto de manera interna (en el mensaje que quieres transmitir) como externa. De hecho, algunas poesías son caligramas, como ocurre en el caso de Sabbat. Además de la intención visual, ¿existe algún otro propósito en presentar así los textos de manera tan original?

Buenos días. La verdad es que nunca me he parado a pensarlo, no lo he hecho porque no le he dado tanta importancia, en algunas ocasiones presento así mis relatos o mis poemas porque no son más que un juego de palabras sueltas dándole forma, una apariencia falsa que no existe.
Al igual que tampoco me he preocupado en cuidar el mensaje que pretendo transmitir. Simplemente quiero alterar, confundir, provocar una chispa en la mente del lector. Las cartas están sobre la mesa. Al final es él quien tiene la última palabra.

En tu forma de escribir se circunscribe una especie de catalizador para una escritura más libre y sin complejos. ¿Crees que el arte también tiene su forma de imponérsenos?

Déjame decirte que me gusta el arte crudo y rebelde, el arte sensual y casi pornográfico, el arte que te desnuda por completo y expone tus múltiples inquietudes. No hay límites. No hay normas. No hay leyes. Nada queda establecido. El arte es la búsqueda incesante de la otra cara que devuelve el espejo.

Existe algo de influencia en tu libro de la generación Beat. ¿Qué escritor estadounidense de este grupo crees que ha podido contribuir más en tu forma de expresión? ¿Por qué?

Podría decir que cada uno de ellos han contribuido de una manera u otra en mi estilo (Allen Ginsberg, William Burroughs…) pero, si tuviese que elegir a uno, sería sin duda a Jack Kerouac. Aún recuerdo cuando tuve por vez primera su obra maestra en mis manos, En el camino. Entré a una librería con las manos vacías y salí escopetado con el corazón a flor de piel. Me encerré durante algunos días en mi cuarto. Quedé maravillado. Petrificado. Jamás había leído algo parecido. Aquella vida en la carretera de un lado a otro, fumando marihuana, renovando el alma con jazz… El espíritu loco y salvaje. Sin rumbo. Cada párrafo fue una mamada prolongada en mi cabeza. Un ritmo desenfrenado.

 

Eres un escritor joven con una prosa muy madura. ¿Crees que el escritor nace o, por el contrario, es decisivo que haya leído previamente para formarse en el oficio?

Me gusta considerar que mi prosa tiene una parte madura y otra inmadura. No dejo a la una sin la otra. Puede que ese sea el secreto.
En cuanto a la pregunta, creo que el escritor va formándose a lo largo de su vida: decisiones, experiencias, encuentros, compañías, resaca a la mañana siguiente… Debemos aprovechar cada instante creativo. Tienes que saber cómo jugar.

 

En La vagina mecánica de Dios existen referencias a la mitología, a la religión y a vivencias personales a través de un tono directo y muy personal. ¿Con qué adjetivos definirías tu obra?

Descarnado y provocativo.

 

Tu primer libro es una obra cargada de sinceridad, escrita de manera visceral y sin reservas que consiguen remover al lector en un sentido positivo. ¿Era esta la intención? ¿Qué le dirías a aquellos lectores que todavía no han leído tu libro?

Mi intención no es más que la de escandalizar al lector. Como dijo Pasolini: «Escandalizar es un derecho, ser escandalizado un placer».
Les diría que se dejasen llevar por el amor, el odio, las circunstancias, la retórica, el anhelo, la excitación… Escribo de lo que me la pone dura. Podríamos llamarlo “prosa masturbativa”.

Analizando tu obra, nos damos cuenta de que es un libro como pocos con un estilo narrativo muy personal. ¿Has pensado alguna vez en traducir tu libro para llegar a más lectores?

Por ahora no. Bastante ha costado adaptarlo al castellano. Lo pienso y sería un agradable caos.

 

Observamos algunos temas en La vagina mecánica de Dios como, por ejemplo la supresión del puritanismo, la hipocresía, la sexualidad, el devenir de la propia existencia, etc. ¿Qué otros temas podemos encontrar en La vagina mecánica de Dios?

Me meto de lleno en muchos temas, como por ejemplo los problemas con la adolescencia, las malas compañías, el alcohol, la violencia, la obscenidad, la espontaneidad, la libertad, la perversión, el misticismo, el rock and roll, el simbolismo, los excesos, los medios de comunicación… y muchas drogas

 

¿Crees que existe una necesidad inherente al ser humano de expresarse? ¿Por qué?

Expresar lo que pensamos y sentimos requiere una gran responsabilidad. El proceso de comunicación es un círculo dinámico. Y, en mi caso, bueno… no me he tomado muchas molestias al respecto. Todo lo que se me ha pasado por la cabeza lo he manifestado. ¿Quién necesita razones pudiendo recoger el relámpago?

 

Ahora que has publicado tu primer libro, ¿tendremos la posibilidad de seguir leyéndote en el futuro?

Imagino que sí, aunque no podría afirmártelo. Lo que puedo decirte es que tengo dos proyectos rondándome: poesía y novela. Ambas semiautobiográficas, como presenciamos en La vagina mecánica de Dios.

Estamos llegando al final de la entrevista, Daniel. ¿Te gustaría comentarle algo a los lectores que nosotros no te hayamos preguntado?

El baile está roto. El espectáculo a punto de comenzar…

 

Muchas gracias por concedernos esta entrevista. Nos ha encantado conversar un rato contigo.


  • Nombre: Daniel Polunin
  • Género: poesía, dramaturgia, narrativa
  • Bio: Daniel «Polunin» Pérez nació el 3 de enero de 1991 en Málaga. Empezó muy temprano a escribir relatos y poemas. Influenciado, entre otros, por los escritores de la Generación Beat y, en especial, por las obras del novelista estadounidense Henry Miller. Sus temas más frecuentes son los problemas con la adolescencia, el alcohol, el sexo y las drogas. El tono crudo, sensual y provcoativo de su prosa ininterrumpida refleja sin tapujos la hipocresía moral actual, la desobediencia de la contracultura y las controversias entre el sujeto y la sociedad.
  • Redes sociales: Twitter
  • Obra: La vagina mecánica de Dios

 

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