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Entrevista a Ángel Porfirio Cervantes, autor de «La casa en abril»

¡Hola, Ángel! Es un placer para nosotros tenerte aquí en Tregolam. Recientemente has publicado tu primera novela titulada La casa en abril (Editorial Tregolam). Esta obra recorre la vida de Jorge Alberto. A este ingeniero le detectan cáncer de próstata. Esto lo impulsa a cumplir su sueño: escribir un libro. En cada etapa de la enfermedad, Jorge Alberto nos mostrará cómo una misteriosa relación amorosa y la vida del exitoso fotógrafo José Vidal son cruciales en su proceso creativo.

Esta obra es una manifestación del paradigma de la realidad y la esperanza. ¿De dónde surgió la idea para escribir el libro?

No podría señalar el momento preciso en el que nació la idea de escribir La casa en abril. Pudo haber sido en una noche de insomnio, en algún momento de calma dentro del ajetreo cotidiano, o en el curso de alguna lectura, tal vez. Lo que sí puedo decir es que la idea no nació sola: con ella nacieron otras. Y junto a ellas, el deseo no confesado entonces de lograr algún día hacerlas públicas y compartirlas. Con el tiempo la idea de La casa en abril en particular fue tomando forma con la incorporación de otros elementos derivados de vivencias propias, hechos de la vida de personajes del entorno y otras lecturas.

Así nació y creció La casa en abril.

 

Abril es un mes muy importante en la vida del protagonista. ¿Por qué decidiste utilizar este elemento en el título?

Abril es un mes particularmente hermoso en mi ciudad. Al recorrer con frecuencia algunas de sus calles bordeadas de florecientes árboles de jacaranda y descubrir un día el encanto de un rincón en especial, no tuve ninguna duda de que ese sería el escenario digno de la historia. El incorporar este elemento en el título del libro ha tenido la intención de ubicar al lector en un punto de referencia del paisaje de fondo del relato, en el lugar y el tiempo precisos, donde Jorge Alberto vivió horas felices de su existencia. Un tiempo que fue también de extrañas coincidencias.

 

A través de Jorge Alberto, vamos viendo las distintas etapas de una enfermedad tan complicada como lo es el cáncer. ¿Qué supuso para ti escribir sobre un tema tan duro?

Pudiera parecer que, como médico, acostumbrado a confrontar en el diario ejercicio de la profesión el dolor y la tragedia de la enfermedad y la muerte, me fuera fácil y sencillo escribir sobre este asunto, sin ningún sentimiento.  No es así. Nunca, ningún médico se podrá acostumbrar a ver el sufrimiento como algo natural y ser insensible ante el padecer de un paciente. Puedo decir que en el caso de Jorge Alberto en no pocos momentos sentí pena profunda al describir sus agobios. El mismo sentimiento de compasión que se suele establecer en la vida real en la relación de un médico con su paciente.

No lo sé con certeza, pero tal vez sea común que un escritor se involucre, íntimamente, en los hechos vitales de los protagonistas de alguna de sus obras.

 

Jorge Alberto utiliza la escritura para escapar de su realidad. ¿Es bueno refigurarse en la literatura en los momentos difíciles? ¿O hay que establecer un límite y afrontar los problemas?

El alma humana tiene muchas formas de enfrentar los retos cotidianos de la existencia. Y ante la adversidad, ante lo inesperado, y en especial ante un padecimiento que amenaza la vida misma, cada individuo responde de una manera propia, a veces impredecible. Algunos se refugian en la fe religiosa; otros buscan apoyo profesional. Algunos, pragmáticos, aceleran asuntos importantes que habían dejado pendientes o habían olvidado; otros buscan fortalecer su espíritu en la lectura, en la música, en el arte. En fin, todo esto es válido.  Lo que no debe ser, lo negativo, es la desesperanza, el abandono, el renunciar a la lucha y aceptar la rendición.

 

Jorge Alberto y José Vidal tienen vidas completamente distintas. Sin embargo, hay algo que los une: el afán por cultivar su pasión. ¿Qué más semejanzas consideras que existen entre ambos?

Más que semejanzas, quisiera resaltar las diferencias que hacen de la relación entre ambos un enigma. Porque, si bien existe una similitud en el sentido de que ambos persiguen apasionadamente el objetivo personal que se han marcado, las circunstancias en las que se da esta lucha y las condiciones previas es diferente. Y aquí reside tal vez uno de los intereses del relato: descubrir las razones ocultas por las cuales la figura de José Vidal es tan importante en la vida de Jorge Alberto.

 

En tu obra se aprecia la admiración que sientes por el arte en todas sus expresiones. ¿Por qué crees que es tan necesario cuidar de estas actividades? ¿Qué beneficios nos proporcionan?

Siempre he pensado que bien vale la pena vivir, aunque solo sea por tener el privilegio de apreciar y disfrutar las maravillas que nos ofrece la naturaleza, el afecto humano en sus diversas formas y las creaciones del talento humano en la ciencia y en las diferentes expresiones del arte. Ello independientemente de la actividad que nos asignó el destino como medio de subsistencia.

En el caso de la medicina siempre he dicho y escrito que, aparte del ejercicio de nuestra profesión y las grandes satisfacciones que nos brinda, existe el mundo de la pintura, de la literatura, de la música, del arte y de la cultura en general. Un mundo que se debe explorar, que tal vez nos pueda hacer mejores como seres humanos, pero que al menos nos compensa de la miseria humana que necesariamente debemos enfrentar como médicos.

Este argumento vale también para cualquier otra actividad, oficio, profesión, etcétera, a la que se dedique una persona.

 

José Vidal consigue vivir de la fotografía, su pasión desde siempre. Jorge Alberto empieza a escribir una novela, su gran anhelo. Y a ti, ¿qué sueño te queda por cumplir?

Recuerdo que decía Ortega y Gasset que a nadie se le entrega la vida ya hecha, que cada quien debe ir haciendo la suya, día a día. Yo diría que es como una caja vacía que hay que ir llenando paso a paso y que, afortunadamente, nunca termina de llenarse. Elementos muy importantes para colocar en nuestra caja de vida son los sueños, los anhelos, los deseos legítimos. En mi caso, me considero un ser privilegiado porque muchos sueños se han ido paulatinamente cumpliendo. El publicar una obra literaria, aunque pequeña, es uno de esos sueños realizados. Por delante quedaría el deseo de que alguien, en algún lugar, tenga en sus manos este libro y lo lea.

 

Sin duda, muchos lectores van a empatizar con la obra y a extrapolar las vidas de los personajes a la suya propia. ¿Qué crees que pensarán y sentirán cuando la lean?

Creo que el escritor, como cualquier artista, al crear una obra pone en ella su talento, su esfuerzo, sus pensamientos, parte de su espíritu. Ello hace de la obra un producto propio. Sin embargo, toda obra lleva explícito u oculto un mensaje para los demás, para todos aquellos que la leen. Un mensaje que cada lector descubrirá e interpretará a su manera. Algo que el autor difícilmente podrá predecir o imaginar. Un mensaje que contempla como parte esencial, la posible identificación del lector con personajes o circunstancias del relato.

En el caso de La casa en abril, el principal protagonista puede no ser una figura en el que alguien quisiera verse reflejado, pero cuyas circunstancias seguramente despertarán sentimientos diversos.  Pero además es bueno señalar que este personaje está rodeado de otros seres humanos con una fisonomía propia y una vida personal. En ellos seguramente los lectores podrán encontrar referentes de sus propias vivencias.

 

Humana, esperanzadora y realista: así es La casa en abril. ¿Con qué tres adjetivos definirías tu novela?

Yo la calificaría como humana, inquietante y reveladora. Humana desde luego, porque se refiere a seres humanos, a sus sentimientos y actos ante la circunstancia de vivir una historia común. Inquietante porque mantiene hasta el final la incertidumbre sobre las razones profundas de esos sentimientos y actos y sus consecuencias. Y reveladora porque pone de manifiesto aspectos ocultos del alma humana y sus debilidades, pero también sus virtudes y sus fortalezas.

 

La casa en abril es tu primera incursión en la narrativa. ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Tienes ganas de seguir indagando en este género?

Ha sido una experiencia de vida gratificante y seductora. Gratificante porque conlleva una íntima satisfacción. Y una satisfacción así, como alguien dijo, es el pan del espíritu. Gratificante también en tanto significa crear, dar vida a personajes inéditos y generar quizá nuevas ideas y pensamientos. Seductora, porque me mueve irremediablemente a seguir este camino, si las circunstancias y el tiempo lo permiten.

 

Cuentas con una amplia producción bibliográfica en el ámbito médico. Además, has explorado diversos géneros: cuento, relato, poesía, ensayo… Por tu experiencia, ¿cuál crees que es más difícil de abarcar? ¿Te gustaría continuar en el mundo de la literatura?

Me es difícil discernir qué tarea puede significar una mayor dificultad: escribir un poema, un cuento, una novela o un artículo médico. Puedo decir con certeza que el arte y la medicina son mundos diferentes. Pero son mundos que se tocan, se abrazan y frecuentemente se complementan. Escribir en medicina implica el sometimiento a un riguroso método donde lo que se impone es la evidencia y la razón. Escribir poesía, cuento o novela permite el vuelo prácticamente sin límites de la imaginación. Sin embargo, en ambas situaciones el trabajo intelectual es el mismo, y al final los grados de dificultad o de sencillez vienen a ser equivalentes.

Tal vez no podría decirse lo mismo tratándose de los diferentes géneros literarios porque ahí lo determinante, más que su naturaleza en sí misma, son las capacidades del escritor para el cultivo de algún género en particular o para incursionar en todos ellos.

Ahora bien, respecto a la pregunta de si me gustaría continuar en el mundo de la literatura, mi respuesta es positiva: sí me gustaría. No teniendo ya la obligación de escribir artículos estrictamente técnicos, retirado por razones naturales de la práctica médica, me encantaría seguir este nuevo camino. Si, como dije antes, las circunstancias y el tiempo lo permiten.

 

Ya estamos llegando al final de la entrevista. Pero antes, ¿te gustaría dedicar algunas palabras a los lectores?

Sí, con gusto. Tengo una frase que considero oportuno compartir en este momento: “Si yo tengo algo que decir, quiero que haya alguien que me escuche”.  Hago, pues, una invitación para que alguien o algunos me escuchen a través de la lectura de La casa en abril. Una historia realista pero no necesariamente trágica. Un relato franco, sin complicaciones, propicio para el simple placer de la lectura o para mover al juicio y a la reflexión.

 

¡Muchas gracias, Ángel! Te deseamos mucho éxito con tu primera novela. La casa en abril ya está disponible en librerías.

 


  • Nombre: Ángel Porfirio Cervantes
  • Obra: La casa en abril
  • Género: ficción
  • Sinopsis: Nunca antes había tenido Jorge Alberto la oportunidad de realizar su viejo anhelo de escribir un libro. La súbita revelación de una enfermedad grave y potencialmente fatal, pareciera ofrecerle ahora la ocasión para sustraerse de la realidad de su mundo habitual y dedicar tiempo y esfuerzo para lograr su propósito. Pero ya no será simplemente la satisfacción de un deseo; de hecho, hay nuevas condiciones impuestas por la enfermedad que deberá superar por una apremiante necesidad y afán de sobrevivir: el sufrimiento, especialmente el dolor y su tormento, los daños en su integridad física y mental y la pena moral. Una lucha tenaz por la curación y la supervivencia que se da en un escenario de relaciones humanas frías y distantes, entre sueños, recuerdos e ilusiones, y donde ciertamente el empeño en culminar su obra representa un sólido soporte, como lo son también el incentivo de una secreta relación afectiva y sobre todo la figura paradigmática y el ejemplo de vida de José Vidal.Un relato inquietante que pone de manifiesto los sentimientos y actitudes, producto del alma humana frente a la adversidad de una enfermedad insospechada y la amenaza de la muerte. Una reflexión sobre la condición humana y la lucha ancestral entre la realidad y la esperanza.
  • Biografía: Ángel Porfirio Cervantes (Oaxaca, México, 1934), es cirujano de profesión y docente universitario; ha desempeñado también cargos directivos en instituciones de formación profesional y dentro del sistema de salud de la seguridad social de su país. A lo largo de su vida profesional ha logrado armonizar las exigentes tareas del ejercicio práctico de su profesión con una intensa actividad académica y el cultivo de las letras. De esta manera, aparte de una vasta producción bibliográfica en el terreno de la ciencia médica, ha escrito cuento, relato, poesía y ensayo y es un destacado conferencista sobre temas de diversa índole; una selección de sus conferencias de tipo cultural se integró y publicó en una antología y varios de sus escritos han aparecido en revistas y textos especializados. Su novela La casa en abril representa su primera incursión en este género literario.
  • Redes sociales: Facebook, Twitter, LinkedIn

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Disponible en: Amazon, Gonvill Librerías

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