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Entrevista con Juan Carlos Liñán, autor de «La especie ~según Sauel~»

Buenos días, Juan Carlos. Acabas de publicar La especie -según Sauel-, una novela que narra el origen de nuestras mitologías a nivel planetario. Desde el misterio de la Gran Pirámide hasta la cámara sellada del templo de Sree Padmanabhaswamy, explicas con extremada soltura y facilidad a qué pudo deberse su construcción y qué secretos pueden guardar. Después de su lectura, tenemos que hacerte una pregunta obligada: ¿crees que siguen con vida alguno de los dioses a los que hacen referencia distintas religiones?

Buenos días. Pues verá, atendiendo a las evidencias y aplicando los conocimientos de los que disponemos hoy, hay que decir que sí, están vivos. Y no solo eso, están aún en nuestro planeta.

 

¿A qué evidencias te refieres?

Evidencias de que hubo dioses en nuestro planeta hay muchas, en culturas de todo el mundo. De que estén todavía vivos no hay tantas, pero las hay.

En el prefacio se nombra el templo Sree Padmanabhaswamy. En este lugar se adora a la deidad Vishnu. En la web oficial del templo dicen de él que está en un sueño cósmico consciente, es decir, dormido, pero vivo. Esta evidencia es de suma relevancia, sobre todo por los hechos ocurridos allí en 2011. El lector podrá descubrir qué relación hay entre la novela, este templo, el pasado y el futuro de nuestro planeta.

Además, al final del capítulo veinticuatro se añade una parte llamada «Historias de la historia», en la que se profundiza aun más sobre este asombroso lugar y los hechos que lo acompañan. Y no se queda ahí, también está relacionado con la novela el Serapeum de Saqqāra, la Gran Pirámide o la «Estela del Inventario», ninguno de ellos sin controversia, todos ellos envueltos en algún misterio. Aunque estos últimos hallazgos están relacionados con el paso de los dioses por el planeta más que con la existencia actual de ellos, también apuntan a lo que puede deparar a nuestra especie en un futuro próximo.

 

¿Y cuánto tiempo llevas documentándote para haber llegado a conocer tan bien cada uno de estos casos? ¿Te has encontrado en ese proceso con otras sorpresas que no esperabas?

Lo más difícil ha sido relacionar hechos muy diferentes en un hilo histórico común, coherente, soportado por hallazgos reales, con hechos ciertos, y aderezarlo en una historia de ficción en la que los hechos reales son realmente lo más sorprendente.

Desde siempre me ha llamado poderosamente la atención lo enigmático de ciertas culturas.  Ha sido una labor de casi dos años, aunque primero escribí la obra y después me documenté. Usted ya sabe por qué, el lector lo descubrirá en la novela.

Me ha sorprendido mucho que todavía se mantengan algunas teorías oficiales obsoletas. A la luz de los hallazgos y los datos de que disponemos deberían haber sido desechadas hace tiempo.

 

El origen de tu historia reside en la experiencia del personaje principal, Sauel, un ser de otro sistema estelar que, junto con otros compañeros, llega a la Tierra para asentarse en ella. Es entonces cuando descubren con asombro la presencia de vida inteligente, pero estos carecen de tecnología y pronto toman a “los visitantes” por dioses. ¿Cuántas posibilidades existen de que realmente fueran extraterrestres los artífices de estas construcciones y representaciones de la antigüedad? ¿Qué sensaciones te genera el misterio que entrañan?

Mire, nuestro sistema solar tiene algo más de cuatro mil millones de años, frente a los más de catorce mil millones que tiene el universo. Por tanto, la vida aquí ha sido de las últimas en producirse; ya existía vida algunos miles de millones de años antes que en nuestro planeta.

Las pirámides de Egipto, por ejemplo, fueron construidas por los egipcios, de esto no hay duda. Hay evidencias arqueológicas contundentes e irrefutables en la actualidad: los egipcios fueron los albañiles, por así decirlo. Pero ¿quién fue el arquitecto?

Una posibilidad es que ese arquitecto viniera del espacio, teoría que cada vez toma más fuerza. Abraham Loeb, director del Instituto de Astronomía de la Universidad de Harvard, afirma que una nave espacial extraterrestre ha circulado por nuestro sistema solar en misión de reconocimiento en 2018. Esta nave es el objeto denominado «Oumuamua», de nombre hawaiano, que significa «explorador». Catorce mil quinientos millones de años de vida de nuestro universo y la visita se produce justo ahora. ¿Seguro que es la primera vez?

Aunque el hecho de que este objeto pudiera ser una nave extraterrestre no demuestra que hayan estado aquí antes, creo que lo asombroso de la novela es que pone de manifiesto la existencia de evidencias que fueron evaluadas en un sentido y que han conformado la versión histórica de unos hechos que bien pudieron haber acontecido de otro modo.

 

En tu libro se establece, aproximadamente, los miles de años que nos separan de su llegada a la Tierra. ¿Te atreverías a decirnos cuántos años nos harían falta a nosotros para llegar a esa plenitud moral y tecnológica que ellos poseen?

Su civilización no era muy superior a la nuestra. Básicamente habían avanzado en su modo de gobernar y gestionar los recursos de su planeta, y habían conseguido ciertos conocimientos de física y biología de los que nuestra ciencia está ahora en los inicios.

El problema radica en las consecuencias que ciertos logros podrían causar en nuestro planeta. Le hablo de enfrentamientos, guerras, devastación u otros, como la superpoblación, la contaminación, etcétera. La diferencia está en el modelo de gobierno. Estas diferencias se tratan en los primeros capítulos.

Pronto podremos curar el cáncer, romper la barrera de la muerte o viajar por las estrellas, ¿cuándo?, pues debemos dejar de decir que somos una especie inteligente y empezar a comportarnos como tal. Vamos a buen ritmo, quizás nosotros y con seguridad nuestros hijos vean alguno o muchos de estos hitos, espero que para entonces la sociedad sea capaz de asumirlo y no degenere en guerras por el conocimiento.

 

La especie según Sauel es un libro ecléctico. Mientras que la primera parte narra la historia de Sauel y sus compañeros, especialmente cuando se establecen en la Tierra y comienzan a lidiar con los distintos núcleos poblacionales que en ella habitan, la segunda adquiere tintes más graves y en ella hablas de todas aquellas construcciones y descubrimientos de la antigüedad desde un cientificismo extraordinario. ¿Cuál de las dos partes resultó más difícil elaborar? ¿Por qué ofrecer estas dos visiones tan aparentemente opuestas?

Tratándola por partes, yo diría que la primera fue más difícil de abordar, sobre todo por el octavo capítulo, la teoría del todo (ToT) que se incluye aquí. Plantear la descripción de un sistema estelar distinto, los detalles del problema al que se ven abocados y las distintas vías de solución fue muy laborioso y complejo, requería de mucha documentación. Aunque para describir lo que les sucede no hay documentación que valga, es un hecho tan insólito que no existe referencia alguna.

En la segunda mitad el relato transcurre en muchos casos sobre hechos reales. En esta parte, dado que hay hechos extraordinarios y grandes misterios, se establece un juego con el lector para hacerle creer que se están narrando hechos de ciencia ficción cuando son ciertos, y viceversa.

En conjunto, hilarlo todo en una única historia es lo que ha sido realmente difícil, aunque una vez lo lees en su totalidad, lo piensas y lo estudias… terminas concluyendo que tuvo que ser así. No se explica de otro modo.

 

Al final de la sinopsis de tu libro podemos leer cómo apelas al lector y le adviertes de que es su responsabilidad saber que todo aquello sucedió de esa forma. ¿Qué alcance crees que puede tener tu libro y por qué crees que puede llegar a ser tan importante para la gente?

Parece que el ser humano saca lo mejor de sí mismo cuando peor están las cosas, pero ¿hay que esperar a que estén mal para eso?

Vemos con horror miles de personas desplazadas, huyendo de la guerra y del hambre, muriendo o siendo asesinadas, ahogadas en mares y océanos, empujadas por la desesperación. Personas como nosotros: hombres, mujeres o niños que solo tuvieron la desgracia de nacer donde hay oro, petróleo o diamantes… pero no para ellos, para ellos no hay comida, ni agua, ni medicinas. Nuestros gobiernos tienen la responsabilidad de parar esta locura. Pero no solo ellos, también nosotros.

Por otro lado, en nuestras culturas la religión ha tenido y sigue teniendo mucho peso; ha venido siendo, lejos de la solución, la causa de guerras, abusos, muertes, etcétera. Actualmente ejerce su influencia en siete mil trescientos cincuenta millones de personas en nuestro planeta. Supongamos que las creencias cristianas fuesen ciertas: constituyen el 33 % de la población, entonces habría cinco mil millones de personas equivocadas, rezando, orando a dioses que no existen. La tercera religión más extendida es el hinduismo, el 13 % de la población. Si ellos están en lo cierto, supondría que entonces hay seis mil millones de personas que no han entendido quiénes son sus dioses, incluidos los cristianos.

¿Acaso está seguro de que su religión es la «buena»? Y si no lo sabe, ¿por qué sigue sus premisas? ¿Por qué se mata en el nombre del dios particular de cada una de esas religiones y se enfrenta a unas personas contra otras?

Todo el sufrimiento causado a miles de millones de personas a lo largo de la historia es y ha sido innecesario. Nuestro planeta tiene recursos suficientes como para que todos podamos tener una vida digna y feliz. Además, podríamos disponer de tecnología para tener una vida mucho más prolongada y de vivirla con salud y de un modo más enriquecedor. Eso ocurrirá cuando seamos realmente una especie inteligente.

Por eso esta novela es especialmente divulgativa, además de plantear cuestiones sobre quiénes pudieron ser los dioses de nuestros antepasados. Solemos actuar de acuerdo con lo que creemos, incluso aunque sea perjudicial para nosotros. Si cambiamos en algo esto y empezamos a actuar por lo que sabemos, quizás tengamos una oportunidad, nuestra especie y el resto de especies del planeta.

Como persona, lo más importante quizás sea el descubrimiento de que lo que realmente nos hace felices es el amor hacia los demás. Seguro que cerca de usted hay alguna organización de ayuda a los refugiados, a personas maltratadas, a personas con problemas de drogadicción que quieren y desean recuperarse, a personas con dificultades motoras, personas que están solas o que han entrado en depresión… personas que por alguna razón necesitan una pequeña ayuda. Yo le invito a lo siguiente: si conoce de alguien así, mejor que rezar para que suceda un milagro, vaya a ayudarle. Esa persona se lo agradecerá y, si su dios existe (sea cual sea), él también. Usted será feliz, su alma lo será, y el milagro se habrá realizado. Fíjese que está en su mano, no en la de su dios.

Por eso mi novela posiblemente no sea importante para todo el mundo, posiblemente solo sea importante para las personas que lo necesiten, por las circunstancias que sean.

 

¿Siempre te has sentido fascinado por las construcciones y misterios del mundo antiguo? ¿Y por las teorías acerca de la existencia de vida extraterrestre y su posible papel protagonista en estas sociedades milenarias? Nos gustaría que nos hablaras un poco sobre el proceso de escritura del libro y cómo te enfrentaste al desafío de darle una forma literaria a estas cuestiones.

Habrá visto que esta obra no es una novela al uso. Un buen día escribí el que ahora es el capítulo ocho, acerca de la teoría del todo. Después empecé por el primer capítulo y fui escribiendo los demás sin más; no hice guion, desde el primer momento la historia estaba predeterminada, con sus giros, sus misterios, sus protagonistas, etcétera.

Antes de buscar editor contraté una crítica profesional independiente. Me sorprendió gratamente que la valoró con muy buena nota, pero también me sorprendió que dijo: «desde el punto de vista literario, esta obra es inclasificable». Se refería al género. ¿Es ciencia ficción? ¿Ciencia? ¿Historia? ¿Es novela de no ficción? Por el capítulo veintitrés sabrá que yo la clasifico como novela de ciencia ficción, pero también sabe que seguramente no lo sea.

La etiqueta que termine llevando es lo de menos, sobre todo quería hacer una novela de ciencia y de ficción de las que a mí me gustaría leer. Me refiero a que no hay extravagancias, no vienen seres extraterrestres de extrañas formas con malévolas intenciones ni cosas de ese estilo. Asusta o crea cierta congoja pensar que las cosas pudieran haber sido como se cuenta en esta obra, sobre todo porque muchos aspectos del relato están basados en hechos ciertos.

Además, quería hacer una obra que aportara algo positivo a la humanidad, que nos hiciera plantearnos ciertas cosas que podemos mejorar y que serían de gran valor no solo para nosotros los humanos, sino también para el resto del planeta.

 

Ya estamos terminando la entrevista, Juan Carlos. ¿Hay algo que no te hayamos preguntado y que quieras contarle a tus lectores?

A nivel humano, sabe usted que espero poder dedicar parte de los beneficios de esta obra a colaborar o desarrollar algún proyecto de cooperación solidaria. Creo que todas las personas debemos hacer algo por los demás, aunque sea una vez en nuestra vida; yo creo que ese es el milagro que se necesita. En el último capítulo se detalla este asunto, así que animo a todos a que la lean, la regalen o colaboren difundiéndola.

A nivel científico, en la novela se detallan algunas teorías, como la teoría del todo y otras, y creo que esto puede dar mucho juego. Me gustaría que las teorías que aporto fuesen evaluadas por científicos, físicos… de modo que argumenten por qué es posible o por qué no. Quizás esa discusión sea el germen de algún nuevo descubrimiento.

Y quién sabe, a lo mejor alguien que lea la novela recuerde algo de alguna vida anterior, quizás recuerde cómo «abrir la puerta» y así consiga la elevación espiritual necesaria para hacerlo.

Espero que la disfruten tanto como yo al escribirla y recuerden que, como dijo Sauel: «Aquellos que no aman en su vida, mueren en su muerte».

Muchas gracias.

 


  • Nombre: Juan Carlos Liñán
  • Género: Ciencia ficción
  • Bio: Nací en Écija, ciudad del Sol, a medio camino entre Córdoba y Sevilla. Pasé mi infancia en el campo, rodeado de animales de granja y otros de compañía, entre girasoles, trigales y olivos. Informático de profesión, he desarrollado mi trabajo en el Hospital de Écija en el que continúo, enfocado en mejorar la prestación sanitaria desde el campo de las tecnologías de la información. Nombrado embajador del idioma español en el mundo por la Fundación César Egido Serrano y el Museo de la Palabra en 2018, honor que comparto junto a otros embajadores del idioma español, con el objetivo de fortalecer el uso de la palabra como herramienta para la convivencia pacífica entre culturas. Escribir La Especie según Sauel-, fundir la divulgación y el entretenimiento, así como dar a conocer grandes misterios de nuestra humanidad y resolverlos desde la ficción, sin extravagancias, con fundamentación científica, ha sido para mí todo un reto, todo un logro que espero disfrute como yo al escribirlo. www.laespeciesegunsauel.com
  • Obra: La especie -según Sauel-

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