“Baldoment llevaba dieciséis años en aquella fábrica, desde que ingresó al acabar la carrera de peritaje industrial. Le gustaba mucho más fabricar cochecitos y caballitos de hojalata, dotados de un mecanismo de cuerda, que atraían la atención de los pequeños que lo que le habían encargado. Ahora el producto era otro radicalmente distinto: iban a…
“Baldoment llevaba dieciséis años en aquella fábrica, desde que ingresó al acabar la carrera de peritaje industrial. Le gustaba mucho más fabricar cochecitos y caballitos de hojalata, dotados de un mecanismo de cuerda, que atraían la atención de los pequeños que lo que le habían encargado. Ahora el producto era otro radicalmente distinto: iban a…