Hay libros que se leen con la cabeza y otros que se leen con una mezcla extraña de curiosidad, sonrisa y nostalgia. La Universidad de Las Narices pertenece claramente a este segundo grupo.
Desde sus primeras páginas, Francisco Esteban Bara, escritor, profesor de la Universidad de Barcelona y reconocido especialista en filosofía de la formación universitaria, nos adentra en un viaje simbólico y delicado hacia un lugar donde el deseo de conocer lo impregna todo.
La novela cuenta la historia de la comarca de Las Narices, un lugar donde sus habitantes, los naricenses, destacan no por la forma de sus narices, sino por lo que hacen con ellas: observar, husmear, preguntar, meterse en asuntos que otros prefieren evitar. Esa curiosidad desbordante se transforma con la llegada de un pequeño grupo de universitarios que funda una universidad destinada a cambiar la vida de la comunidad.
«Lo curioso de los naricenses, lo que realmente llamaba la atención y lo que los convirtió en individuos tan populares, por no decir auténticos personajes, era su extraordinaria capacidad para hacer cosas con las narices, tanto con las suyas propias como con las ajenas».
El libro está organizado en capítulos que abordan un aspecto de la vida universitaria: la llegada de los primeros académicos, la construcción del edificio central, la formación en artes liberales, las disputas, la importancia de la biblioteca o el progresivo declive del espíritu universitario.
Esta estructura permite al lector avanzar a través de una narración fluida, casi oral. El lector puede avanzar sin prisas, dejándose llevar por escenas, anécdotas y explicaciones que, aunque aparentemente sencillas, están cargadas de significado.
Los temas que trata la novela son universales y actuales. Así, encontramos algunos como la curiosidad como motor humano y social, el valor del conocimiento en su sentido más noble, la tradición universitaria como herencia cultural, la necesidad de pensar con libertad, la crítica al utilitarismo académico actual y la delicada relación entre una institución y la comunidad que la sostiene.
También se habla del paso del tiempo, del cambio de épocas y de cómo las instituciones —como las personas— pueden olvidar aquello que les dio sentido en su origen. Todo ello se aborda sin dramatismo, con una ironía suave y una mirada comprensiva.
«Los universitarios transmitieron a los naricenses que la curiosidad puede ser una cuestión de amor, ni más ni menos. El conocimiento podía ser amado, existía la posibilidad de establecer con él la misma relación íntima y profunda que se mantiene con las personas y las cosas que se aman de verdad».
Con un estilo claro, profundamente narrativo, Francisco Esteban Bara escribe desde la cercanía de quien conoce bien el mundo que retrata. No hay rencor ni idealización excesiva, sino una mirada serena que combina crítica y afecto. Se nota que la obra nace de una experiencia vivida, pensada y sentida.
A través de la ficción y con un lenguaje accesible lleno de humor e ironía, el autor reconstruye la épica de estudiar, leer, conversar y debatir, y reivindica la formación profunda como un acto de libertad. El libro no da lecciones, pero deja preguntas abiertas. No impone respuestas, pero despierta inquietudes que permanecen más allá de la lectura.
«La biblioteca fue considerada durante mucho tiempo como un auténtico santuario de las musas».
Esta obra está pensada para lectores curiosos, para quienes han pasado por la universidad y para quienes creen que aprender es algo más que obtener resultados. El lector aprenderá que la curiosidad no es un gesto infantil, sino una manera de vivir con intensidad, de mirar el mundo con deseo de comprenderlo y de mantener vivo aquello que nos hace más humanos: el pensamiento.
La Universidad de Las Narices está disponible en librerías y puntos de venta.
- Nombre: Francisco Esteban Bara
- Obras: La Universidad de Las Narices
- Género: ficción
- Sinopsis: Érase una vez un lugar en el que se vivió una curiosa historia. Todo empezó con la llegada a la comarca de un pequeño y extraño grupo de individuos que se hacían llamar universitarios. Fueron acogidos y levantaron la universidad, una casa para cuidar y dar cobijo a algo sorprendente y lleno de posibilidades. Era lo universitario, el deseo y el amor hacia el conocimiento superior, fuera de lo común. Lo universitario arraigó en la comarca hasta el punto de pasar a llamarse Las Narices. Desde que llegó lo universitario, buena parte de sus habitantes metían sus narices en asuntos asombrosos, se las tocaban con la intención de estudiar el mundo y sus cosas y hablaban de todo ello dejando al más pintado con un palmo de narices. Es lo que pasa si se desea y ama el conocimiento superior, es lo que tiene el hecho de cultivar el espíritu universitario. Sin embargo, se entró en una nueva época en la que tal deseo y amor dejó de recibir admiración y adquirió otras formas. Desde entonces, muchos naricenses, y también universitarios, decían estar hasta las narices de lo universitario y de la Universidad de Las Narices. Se intentó poner remedio, pero no se sabe si funcionó, quizá era tarde, a lo mejor ya no tenía sentido.
- Biografía: Francisco Esteban Bara es profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona (UB). Sus investigaciones están centradas en la filosofía de la formación universitaria. Sus últimos libros son: ¿Quo Vadis, universidad? (2016, Editorial UOC); Ética del profesorado (2018, Herder) y La Universidad Light (2019, Paidós) y Chistes de Eugenio para repensar la Universidad (2021, Caligrama). También tiene publicados numerosos capítulos de libro y artículos en revistas científicas de impacto internacional y ha sido profesor visitante de diversas universidades de América Latina y EE.UU.
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