Entrevista a Francisco Esteban Bara, autor de «La Universidad de Las Narices»

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¡Bienvenido, Francisco! Es un placer conversar contigo. Hoy hablaremos de La Universidad de Las Narices, una fábula universitaria profundamente ingeniosa. Esta narra cómo una pequeña comarca cambia para siempre cuando un grupo de universitarios instala allí una universidad que contagia a todos su pasión por aprender y cuestionarlo todo.

1. El libro juega de forma brillante con el doble sentido de «tocar las narices»: lo molesto y lo necesario para pensar mejor. ¿Crees que hoy falta precisamente esa incomodidad en las universidades?

Mil gracias por vuestras amables palabras. El placer es mío. Ciertamente, creo que hoy hace falta tal cosa. Si hay una comunidad de personas que debe tocar las narices al mundo para convertirlo en algo mejor de lo que ahora es, esa es la comunidad universitaria. Las universidades, y los universitarios, no están solo para adaptarse a la realidad, sino también para orientarla.

2. La alegoría de Las Narices funciona como un espejo simbólico de muchas realidades universitarias. ¿Cómo surgió la idea de utilizar este recurso metafórico tan potente?

Los universitarios son buscadores de verdades, bellezas y bondades; es decir, son una suerte de toca narices que no se conforman con lo primero que les salga de las narices.  

3. La construcción de la Universidad de Las Narices en lo alto de la colina encarna un gesto simbólico: estar «con los naricenses, pero no revueltos con ellos». ¿Hasta qué punto consideras que la universidad actual ha perdido esa distancia crítica necesaria para cumplir su misión formativa?

Creo que hasta un punto que puede resultar ser problemático. La universidad parece un instrumento al servicio de la actual realidad socioeconómica o del poder político de turno, y, sin embargo, necesita una cierta «soledad y libertad» tal y como decía Humboldt, padre de la universidad moderna. Así las cosas, gana la universidad porque puede realizar su trabajo y gana la comunidad porque la universidad puede dar lo mejor de sí.

4. El punto fuerte de la novela es, sin duda, el humor, la ironía y el afecto profundo por la vida universitaria que muestra. ¿Dirías que escribir este libro fue también un acto de reconciliación personal con la institución? ¿O quizá es más bien una forma de denunciar lo que te preocupa de ella?

La verdad es que nunca he estado enfadado con la universidad. Lo que sí que puedo estar es preocupado, o incluso un poco triste, cuando veo que deja de formar estudiosos de sí mismos y de este mundo y se preocupa más por cubrir cualquier nicho profesional habido y por haber. Y de esas cosas tan serias también se puede hablar en clave de humor e irónicamente, o quizá sea así como se debe hablar al respecto.

5. Otro de los temas más interesantes es cómo la biblioteca originaria se convierte en un símbolo de estudio serio, hasta que llega «la nueva época» y aparecen las distracciones y el olvido de los clásicos. ¿Crees que esta erosión del estudio profundo es hoy el mayor enemigo del pensamiento universitario? ¿Es recuperable esa lentitud reflexiva?

Habría que recuperar el tiempo de estudio reflexivo, el elogio de la lentitud y la calma. Y especialmente cuando se trata de los clásicos, de esas ideas eternas que nos siguen interpelando a pesar del tiempo que ha pasado, porque nunca dejan de decir lo que quieren decir. Esas ideas pueden ayudar a ser mejor y a ver el mundo con más claridad a cualquier estudiante universitario.

6. Como profesor, conoces de primera mano la evolución cultural, emocional y académica de los estudiantes. ¿Hasta qué punto sus inquietudes y dificultades han dado forma a la sensibilidad con la que construyes esta historia?

Me han ayudado mucho; no hay profesor sin estudiantes. Me encanta hablar con ellos sobre la universidad y me apena cuando veo que tienen asumido que están en un lugar de paso, corriendo una carrera de obstáculos llamados asignaturas o cumpliendo con un trámite administrativo. Y más me apena todavía cuando entran con ganas de estudiar, mejorar, de hacerse con el espíritu universitario y, al poco tiempo, andan cabizbajos y quieren salir de allí lo antes posible.

7. Precisamente al tratarse de una obra que dialoga con tu mundo profesional,
¿sentiste algún temor a que algunos lectores interpretaran el libro como una crítica directa y se ofendieran?

No, creo que quienes consideramos la universidad como una forma de vida no paramos de darle vueltas a cómo dignificar el espíritu universitario en estos tiempos que vivimos.

8. Tu trayectoria investigadora en filosofía de la formación universitaria es muy amplia. De hecho, en tus obras anteriores has reflexionado sobre la ética docente, la identidad universitaria y la deriva institucional. ¿Qué te ofrecía la ficción que no te permitía el ensayo a la hora de transmitir tu visión de la universidad?

Quizá el poder compartir mis humildes ideas con personas que no están relacionadas directamente con el mundo académico, pero que, de una manera o de otra, están interesadas en la educación en general y en la universitaria en particular.

9. Hablando de tus obras anteriores, ¿qué crees que diferencia La Universidad de Las Narices de otras novelas tuyas como La Universidad Light (2019, Paidós) o Chistes de Eugenio para repensar la Universidad (2021, Caligrama), entre otras?

Más que diferencia con esas obras, que son ensayos, se trata de un proceso de maduración o de seguir metiendo las narices en el asunto de la universidad.

10. La obra concluye, en varios momentos, con la sensación de que la historia de la Universidad de Las Narices todavía estuviera abierta. ¿Te planteas continuar este universo narrativo? ¿O crees que el propio lector debe decidir qué futuro tiene lo universitario a partir de las señales que dejas sembradas?

Podrían suceder ambas cosas: que continúe con este universo narrativo y que sea el propio lector quien decida. Y seguro que toma decisiones muy acertadas.

11. Ahora que has unido investigación, docencia y literatura, ¿te gustaría seguir explorando la ficción como espacio para pensar la educación y la universidad? ¿O te interesa probar a alejarte de este ámbito y explorar otros temas?

Sí, desde hace tiempo estoy interesado en esa unión que comentáis. Dios quiera que pueda seguir con ello.

12. Para finalizar, ¿te gustaría compartir algo con los lectores?

Como ya he manifestado anteriormente, el placer de poder compartir mis ideas con ellos y felicitarles por leer el texto, aunque acaben hasta las narices del mismo y de su autor.

¡Muchísimas gracias, Francisco! Ha sido un placer adentrarnos contigo en tu nueva obra. Te deseamos el mayor de los éxitos con este libro, que sin duda dejará a los lectores —y a más de un universitario— «con un palmo de narices», pero sobre todo con el deseo renovado de aprender.

Mil gracias a vosotros de todo corazón.

La Universidad de las Narices está disponible en librerías y puntos de venta.


  • Nombre: Francisco Esteban Bara
  • Obras: La Universidad de Las Narices
  • Género: ficción
  • Sinopsis: Érase una vez un lugar en el que se vivió una curiosa historia. Todo empezó con la llegada a la comarca de un pequeño y extraño grupo de individuos que se hacían llamar universitarios. Fueron acogidos y levantaron la universidad, una casa para cuidar y dar cobijo a algo sorprendente y lleno de posibilidades. Era lo universitario, el deseo y el amor hacia el conocimiento superior, fuera de lo común. Lo universitario arraigó en la comarca hasta el punto de pasar a llamarse Las Narices. Desde que llegó lo universitario, buena parte de sus habitantes metían sus narices en asuntos asombrosos, se las tocaban con la intención de estudiar el mundo y sus cosas y hablaban de todo ello dejando al más pintado con un palmo de narices. Es lo que pasa si se desea y ama el conocimiento superior, es lo que tiene el hecho de cultivar el espíritu universitario. Sin embargo, se entró en una nueva época en la que tal deseo y amor dejó de recibir admiración y adquirió otras formas. Desde entonces, muchos naricenses, y también universitarios, decían estar hasta las narices de lo universitario y de la Universidad de Las Narices. Se intentó poner remedio, pero no se sabe si funcionó, quizá era tarde, a lo mejor ya no tenía sentido.
  • Biografía: Francisco Esteban Bara es profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona (UB). Sus investigaciones están centradas en la filosofía de la formación universitaria. Sus últimos libros son: ¿Quo Vadis, universidad? (2016, Editorial UOC); Ética del profesorado (2018, Herder) y La Universidad Light (2019, Paidós) y Chistes de Eugenio para repensar la Universidad (2021, Caligrama). También tiene publicados numerosos capítulos de libro y artículos en revistas científicas de impacto internacional y ha sido profesor visitante de diversas universidades de América Latina y EE.UU.
  • Redes sociales: Instagram, X, LinkedIn
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Disponible en: Amazon, El Corte Inglés, Fnac, Casa del Libro, Elkar, IberLibro, Agapea, BuscaLibre

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